FOTO ARRIBA/ABAJO (AMPLIABLES): Quien se acuerda de aquel lugar de recepccion regentado por aquel señor de fino bigote.Mmmm. Delicioso el lugar. Aquellos largos bancos de espera te permitian disfrutar de la gran pecera del fondo.

FOTO ARRIBA. Y de aquellas puertas del zaguan, de aluminio claro, de entrada que tanto eran custodiadas por aquel portero richarachero (o eso creemos).

FOTO ARRIBA: Esta foto es cortesia de Cívitas. El la encontró en el callejero alicantino. Como él dice parece ser el mismo que instaló las puertas del hall de nuestro colegio.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): Aquellas puertas que daban acceso al gran patio norte. Recuerdo que cinco minutos antes de las 9 de la mañana, Don Felicísimo las cerraba y no dejaba entrar. Luego a los tardíos les daba un pequeño correctivo verbal.

FOTO ARRIBA: Había una gran pecera que era el deleite de muchos cuando se esperaba a algún padre o solo como pasatiempo. Recuerdo que tenía una gran cantidad de peces, todos ellos, muy pequeños. Recuerdo que la mayoría tenían su lomo azul y su barriga rojiza. Una preciosidad.

FOTOS ARRIBA/ABAJO (AMPLIABLES AMBAS): Puertas de grandes cristales con marcos de aluminio grisaceo acompañadas de cuatro columnas de granito cuya tonalidad marron grisacea continuaban la que las paredes de los pasillos tenían. Si las ampliais notareis unas mariposillas en vuestro estómago. ¡¡ Deliciosas !!

El RINCÓN DE ANICETO

VÍDEO ARRIBA: Grabación realizada en el mes de mayo de 1983. Momento en el que se inaugura la placa conmemorativa del 75 aniversario de los H.H. Maristas en la ciudad de Alicante. En la recopilación podeís observar a nuestro entrañable Aniceto. El corto es inédito. Y podría asegurar que no existe vídeo de este gran hombre.

VÍDEO ARRIBA. Aquí podemos observar nuestro querido portero infatigable y siempre agradable: Don Aniceto Giménez. En este vídeo se encuentra observando la entrega de premios de una tarde del mes de mayo. Único.

NUESTRO ANICETO

Comentarios: 8
  • #8

    Sara (lunes, 26 octubre 2015 13:55)

    Recuerdo a aquel señor cuando iba, los sábados por la tarde, a disfrutar de las películas que echaban. Me encantaba su sencillez y nobleza. Y no quiero dejar en el tintero aquella pequeña barra donde se vendía, a precios muy módicos, palomitas, coca colas embotelladas de cristal, barritas de choco, golosinas varias. ¡Me ponía por las nubes! con aquellos manjares. Ahora veo que eran poca cosa. Pero en aquellas tardes, la película a oscuras y aquellas golosinas me llenaban totalmente.
    Por cierto. ENhorabuena al creador de esta web. Desconocía estas imágenes.

  • #7

    civitas (sábado, 25 abril 2015 18:54)

    Si alguien quiere ver unas puertas de entrada idénticas a las de entrada en Mola 5, las puede recordar en la entrada a una casa antigua en la calle Berenguer de Marquina, en el tramo entre las callesBelando y Segura. Deben de ser del mismo proveedor y época: aluminio natural y listones de madera lacados en negro para abrir.

  • #6

    J.C. (jueves, 02 abril 2015 03:39)

    Siguiendo con la descripción del pasillo: al fondo estaba APAMAR, que era para la asociación de padres y nunca supimos qué se hacía allí. ¡Igual era un casino clandestino y ni nos enteramos…! Yo entré una vez para ayudar a organizar los libros del nuevo curso, pues se vendían por esa puerta, y la sala servía de almacén para todas las bolsas. A la izquierda ya te encontrabas con el paso hacia las escaleras que bajaban a la capilla o subían al laboratorio, a las clases de 6º de EGB y al comedor.

    Para tratar asuntos de pagos, cobros y demás operaciones, no era por la ventanilla sino que había que entrar dentro del cuartito de la administración. Tenía mucha luz por sus grandes ventanales orientados al Patio Norte. Y me asalta un recuerdo muy vago de cuando entré con 6 años, que al visitar la administración, aquel primer hermano administrador me obsequió con un caramelo.

    Sin embargo, fue el Hermano Agustín el hermano administrador la mayor parte del tiempo que estuve en el colegio. Creo que venía de Aragón; era un hombre simpático aunque a su manera; recio y de modales algo bruscos. Daba matemáticas en 8ª de EGB y solía cada año dedicar una clase a contar batallitas de la guerra civil, llenando la pizarra con sus esquemas a tiza de varios colores. En mi año se enfadó con nosotros por los malos resultados que tuvimos en un examen y nos quedamos sin esa lección tan especial. Pero en el fondo tenía un gran corazón. Mi madre fue a verle para plantearle la situación que a mi familia le tocó atravesar, por un golpe de la vida por el que no pudimos hacer frente de repente al pago del colegio, y automáticamente solucionó el tema, no sé si aplazando el pago, pero me parece que fue dejándonos estudiar a mi hermano y a mí sin cobrarnos nada. Es que los maristas serán profesores y maestros, y hasta empresarios, pero como todo el mundo sabe, antes que nada son cristianos. Me contaron que cuando falleció el Hno. Agustín, creo que por cáncer, al enterarse de que iba a morir, lo organizó todo tan perfectamente que al entrar en su cuarto después de su muerte, se encontraron con todas sus pertenencias empaquetadas con las indicaciones exactas de que había que hacer con cada paquete, si enviarlo a tal dirección, si donarlo o si tirarlo a la basura, a quién había que avisar de su fallecimiento y sus teléfonos bien claros, y con todos los papeleos ya arreglados. No en vano era el hermano administrador. Pues espero que esté ahora disfrutando en el Cielo que tiene merecido, pues en esta vida renunció a una familia para entregarse completamente a Dios y a los demás, y pasó sus años, con carácter más arisco o más dulce, pero poniendo su granito de arena en la formación de los hombres que hoy somos. Vivió para nosotros. E igual que él, los demás hermanos. En el Cielo los encontraremos a todos, si Dios quiere. Entre tanto, que la Virgen María, a la que tenían tanta devoción como Maristas, los cuide y mime como se merecen. Así sea.

  • #5

    J.C. (jueves, 02 abril 2015 03:32)

    Y falta mencionar el pasillito del hall.

    Cruzando la puerta por debajo del reloj que se ve en la primera fotografía, te encontrabas un pasillo largo. A mano derecha estaba, como hemos dicho, el gabinete de Aniceto. Más allá los aseos. A mano izquierda había unas escaleras pequeñas interiores y una sala que utilizaban los profesores para recibir visitas de los padres. En tiempos, había instalado en la pared un teléfono de monedas (y más en tiempos, de "fichas", porque esto no lo sabe todo el mundo: en los años 60, las cabinas y los teléfonos públicos de los bares, colegios, etc. no funcionaban con duros y ni con pesetas sino con unas fichas metálicas que tenías que comprar al dueño del local).

    Pero internémonos más profundamente en el pasillo. A mano derecha nos encontramos ahora con el amplio despacho de D. Javier, el secretario del colegio y profesor de Pretecnología, pero antes de llegar a él, estaba el CPI, dedicado a cursos de inglés (me imagino que las siglas querrían decir Centro de Perfeccionamiento de Inglés), dirigido por el profe de inglés, el Sr. Maestre, apodado "el buho" -porque por sus ojos o sus facciones, algunos alumnos más socarrones le buscaron tal parecido).

    A mano izquierda, tenemos ahora la Administración. Antes del celebérrimo Hermano Agustín, había otro hermano a principios de los 70. Uno mayor, de pelo blanco y muy rapado, simpatiquísimo. En la ventanilla se podía comprar gomas, sacapuntas, lápices, y aquellos entrañables cuadernos cuadriculados, que tenían en la portada el dibujo de un barquito con dos niños. Los del número 40 eran para escribir, y los del 33 para números, porque tenían la cuadrícula más grande. Existían diferentes tamaños de cuadrícula, las más pequeñas eran para los fieras que hacían una letra supermona y diminuta.

    Y también vendían allí los famosísimos cuadernitos de caligrafía, que te enseñaban a hacer una letra muy redonda y bonita (¡pues no tuve yo que hacer de esos ni nada, porque tenía una letra pésima y los profesores me los mandaban a kilos) Aquí están las imágenes: http://cloud1.todocoleccion.net/coleccionismo/tc/2014/08/13/17/44788461.jpg
    http://cloud1.todocoleccion.net/coleccionismo/tc/2014/08/13/17/44788461_21311081.jpg
    http://cloud1.todocoleccion.net/coleccionismo/tc/2014/08/13/17/44788461_21311084.jpg

    También, los de cuentas:
    http://cloud1.todocoleccion.net/fot/2008/01/05/6967098.jpg

    ¿Y os acordáis de los de ortografía, con la niña esa tan rara de cara redonda?
    http://cloud2.todocoleccion.net/libros-texto-segunda-mano/tc/2011/06/17/27564401.jpg

  • #4

    J.C. (jueves, 26 marzo 2015 12:54)

    Aniceto era un hombre circunspecto pero amable, eficaz pero sencillo, y ante todo muy humano. Allí estaba cuando entrábamos al colegio, cuando nos íbamos, cuando llegábamos tarde, cuando nuestros padres se retrasaban y esperábamos sentados en los bancos. También cuando había que bajar de clase y pedirle que llamara por teléfono -o nos dejara llamar- a nuestros padres, porque nos sentíamos mal. Así mismo lo veíamos al traer un encargo a la clase, o transmitirle nosotros un mensaje de un profesor: _Ve y dile a Aniceto que… Por otra parte, era el padre de uno de nuestros compañeros: Pepillo. Creo que no empezó a trabajar en Maristas de portero sino que estaba anteriormente en el equipo encargado del comedor, porque allá a principios de lo 70 había otro portero: Narciso, que era ya mayor y calvo, y parecía Franco. Yo le decía: "Nachicho" porque era muy pequeño entonces.

    El Hall -gracioso anglicismo para lo que en otros lugares se llama portería, recepción o conserjería- fue el lugar común de todos los alumnos en todos los cursos. Los años iban pasando, uno iba cambiando de clase, de piso, de zona, pero el hall siempre estaba en el reparto de papeles. En "Hall" se puede decir que hemos repetido curso año tras año, y por tanto es uno de los espacios que más recuerdos nos trae, porque en ese recinto se acumulan las vivencias de tanto tiempo como estuvimos cada uno en el colegio.

    Los bancos eran muy curiosos, a base de listones paralelos de madera pintada de negro, con un espacio entre ellos, de forma que si dejabas en ellos un objeto pequeño, se te escurría y caía al suelo. El acuario fue un elemento tardío, en un principio no estaba. El techo, con esas lámparas cuadradas gigantes, es tan fácil de recordar que creo que se ha grabado en el inconsciente de todos nosotros. Sobre el banco de la izquierda de la puerta que conducía a la Administración, solían pegar carteles promocionales, como campañas contra el hambre y cosas así. A la derecha, el tablón de anuncios que se ve en la primera foto. Siempre había algo nuevo: anuncios de actos, comunicados de APAMAR, avisos, etc. Y a continuación la cabina de Aniceto, el cual podía atenderte por la ventanilla o bien podías solicitar su ayuda por la puerta del interior, entrando un poco en ese cubículo misterioso.

    En el otro extremo del hall estaba la puerta del salón de actos, siempre cerrada, y a ambos lados sendos tablones para anuncios. Hubo un tiempo en que los sábados se proyectaban películas para alumnos y padres, y entonces allí figuraban los carteles. Recuerdo ahora los de la película "En un mundo nuevo", de Karina, de morena en esta ocasión. Con 7 u 8 años que yo tendría, me quedaba mirándola un buen rato, de lo guapa que me parecía. También -y esto es muy interesante porque se retiró y los alumnos posteriores no conocen de su existencia- había en tiempos un "Cuadro de Honor", en el que se colocaban las fotografías de los alumnos sobresalientes del colegio. Decías: _"Mira, fulanito, está en el cuadro de honor". Supongo que alguien alegaría que pedagógicamente no es bueno porque podía deprimir a los que no habían alcanzado esa distinción, pero también tenía la otra cara: la de alentar, la de establecer como un valor el sacar buenas notas y ser buen alumno, y así motivarte para ser un poco más como ese modelo de estudiante destacado, y soñar quizá algún día que tu rostro apareciera entre esos rudimentarios "premios Nobel maristas". La verdad es que a mí me parece muy bien: estamos hablando del espíritu de la "aristofilia": el respeto, la admiración y la veneración de lo excelente; cuando ahora triunfa más la "aristofobia", que es lo contrario: criticar la virtud y coger manía al virtuoso, reivindicando la normalidad y el naturalismo, los defectos y las miserias personales como lo realmente humano -muchas veces, quizá, un modo de proceder que proviene de la más pura envidia-.

    Recuerdo en aquellos bancos ver a unos chicos mayores que yo comentando tebeos de superhéroes de la casa Marvel, ediciones Vértice, en blanco y negro los dibujos. Dan Defensor, el Hombre de Hierro (nada de Dare Devil o Ironman), Spiderman, Thor, la Patrulla X, los 4 Fantásticos, con "El hombre de piedra" (luego ya se llamó "La cosa"), y mi favorito: Estela Plateada.

  • #3

    German21, Wed Apr 13, 12:14 pm (viernes, 13 diciembre 2013 17:34)

    chulo

  • #2

    sdfjd, Thu Feb 10, 4:06 pm (viernes, 13 diciembre 2013 17:33)

    Claro que me acuerdo. Además era el lugar ideal para observar aquellos pececitos de colorines.

  • #1

    Frankk, Fri Jun 7, 5:10 pm: (viernes, 13 diciembre 2013 17:32)

    Aniceto, Aniceto que buenos recuerdos me traes. Alli esperaba a mi madre de nano. Eras un tio legal!! Espero que te lo pases pipa en el cielo con el Feli y la tropa celestial