FOTO ARRIBA: Creo que no existen fotos en color de los pasillos de Maristas.Aunque la tonalidad no es muy buena se puede recoger la gama de colores del lugar.

FOTO ARRIBA: Y aquellos pasillos llenos de vida y de respeto hacia los que estudiaban en sus aulas y biblioteca.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): Unas grandes arcadas protegían y delimitaban aquellos pasillos de aquel patio norte. Mientras que por su lado interno lo hacía una parede granulosa de tono marrón oscuro. Dichas paredes contenían las puertas de las clases. Puertas de madera verdosa clara con grandes cristaleras que invitaban a muchos alumnos a la contemplación de aquel vacio patio rojizo. Además de aquellas puertas, las clases poseían unas grandes ventanas que tamién daban al susodicho patio.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): En algunas clases existían además un tipo de ventana cuya estructura contenía varios cristales los cuales se podían abrir de manera simultanea con una pequeña rueda.

FOTOARRIBA: Primer plano de una arcada y la susodicha puerta.

FOTO ARRIBA/ABAJO (AMPLIABLES): En aquellos pasillos orientados al sur el sol entraba con fuerza. En esta foto se puede observar uno de los pasillos menos transitados: el de los hermanos. Ahí se encontraban sus habitaciones.

Los colores de la foto de abajo no son los originales pero, aun así, dan un calidez a la imagen.

FOTOS ARRIBA/ABAJO (AMPLIABLES): Los pasillos situados encima del hall eran muy peculiares. A parte de contener las estancias de los hermanos tenían una curiosa escalera de caracol. Dicha escalera estaba situada a mitad del pasillo y era estrecha. Recuerdo que al finalizar su bajada te topabas con la conserjería de Don Aniceto y te jugabas el pellejo ya que estaba prohibido el acceso de esta escalera al alumnado. Aunque era pequeña la escalera poseía en su parte interior un ascensor, solo utilizado por los hermanos o profesores.

Comentarios: 7
  • #7

    cronovisor (sábado, 28 marzo 2015 16:54)

    Cuántas veces (tampoco muchas para que no creáis que soy obsesivo), he soñado que jugaba al fútbol con mis compañeros en el patio sur, a aquel juego monótono de gol y portero (en una única porteria, el portero lanzaba la pelota, los jugadores de campo se regateaban todos contra todos, y el que metía gol se colocaba de nuevo portero).
    También he soñado en más de una ocasión, que el colegio antiguo no estaba derruido, sino que era reutilizado como colegio para los alumnos que llegaban tarde al nuevo o para los más revoltosos (como una especie del famoso castigo maristeño del estudio de los sábados). Me veía a mí mismo dirigiéndome a Mola 5 por llegar tarde al colegio nuevo. Y que también se alquilaban sus clases y su campo deportivo. Usos cívicos y secularizados para un colegio religioso. ¿Quién pudiera tener ahora un campo de fútbol en el centro de Alicante ¿eh?

  • #6

    J.C. (viernes, 27 marzo 2015 03:25)

    Pues no recuerdo casi nada esos servicios, cronovisor. Será que me pillaban más cerca los otros y los recuerdo más, y ésos no se me han quedado en el "disco duro" de la memoria. De lo que sí que me acuerdo es de las veces que tuve que subir y bajar esa escalera, para 1º y 3ª de BUP, y luego en COU para ir al laboratorio de Biología, la biblioteca y la sala de conferencias.

  • #5

    cronovisor (viernes, 27 marzo 2015 00:09)

    J.C. no recuerda que una esquina con escaleras sí tenía retretes: la escalera estrecha y más próxima al salón de actos y el gimnasio, que unía la planta baja con el patio de 2º de EGB. Debajo de esta escalera, existía un retrete, con una puerta de acceso medio rota, que parecía un antro y sin ninguna ventilación, que expelía olores de ácido úrico por los alrededores.
    Pero lo mejor estaba al subir esta escalera estrecha, ya que al llegar a la primera y segunda planta te cruzabas con los de 3º de BUP, que despedían intensos olores de sudor seco propios de edades hormonadas. Los largos pasillos despedían una mística especial, propia de claustro monástico, pero con los techos arquitrabados, que invitaban a la paz y la seguridad, y despertaban la contemplación.

  • #4

    Anónimo (miércoles, 25 marzo 2015 14:20)

    A mi los pasillos me enganchaban. Aquellas columnas y la silueta de las sombras sobre sus corredores tenía algo quasi espiiritual.
    A lo mejor digo una chorrada pero era así como yo lo vivía.
    Jo..estaré yo también enamorandome. Vaya y pensaba que esa etapa la había superado.

  • #3

    J.C. (sábado, 21 marzo 2015 23:28)

    Por otra parte, los pasillos fueron gradas para partidos importantes, como el de Nanos-COU, cuando la fiesta del colegio.

    Entre todos estos lugares había una zona que era un paraíso de olores, el principio del pasillo de la primera fotografía, los rellanos de esas escaleras. Porque en la primera altura se encontraba el laboratorio. Cuando de muy pequeños se pasaba por allí y se abría a hurtadillas la puerta de esa clase de los mayores, se olía fatal, un combinado de productos químicos que me hacía pensar que yo, de mayor, sería incapaz de meterme en esa clase, con ese olor tan malo. Pero es que, si subías una planta más, cambiaba el olor al del comedor, al guiso que se estaba fraguando en la cocina.

    Las esquinas de los corredores que no daban a escaleras, daban a retretes, aquellos de última generación con un agujero y dos posapies. Había tres de estos en cabinas individuales de madera pintada de verde, con inscripciones por todas partes como "tonto el que lo lea", algún dibujo de un pene o una chica desnuda, pero muy pocos. Hoy, los graffitis de los colegios creo que no son tan inocentes. También estas zonas tenían un olor característico. Siempre comentábamos lo lamentables que eran los servicios de un colegio en el que el resto de las instalaciones no se correspondía con el primitivismo de esas letrinas inmundas a la antigua.

    El corredor o los corredores más misteriosos eran los que daban al patio norte por encima del nivel de las clases. Como por ahí no se pasaba, no sabíamos qué había. Alguna vez, en una intrépida exploración fui por esos parajes indómitos y me sentí como que pisaba terreno prohibido. Recuerdo que un día subí al último piso por un encargo, y había un invernadero con plantas. ¡Los misterios de los Maristas! Supongo que estarían por allí las habitaciones de los hermanos, pero nunca las vimos.

    Cuando estaba castigado fuera de clase, mirando al Patio Norte, jugaba a imaginar -y sé que no sería el único- en una especie de Spiderman que trepaba por todas las estructuras y daba saltos peligrosísimos de balcón a balcón, caminaba por las cornisas y, de varios saltos mortales, se colaba en otro pasillo. ¿Ese superhéroe me visitó sólo a mí? ¿Verdad que no?...


  • #2

    J.C. (sábado, 21 marzo 2015 23:27)

    Los pasillos. Cuando estaban vacíos tenían una magia especial. Era el planeta propio del niño expulsado de clase. _"¡Fuera! Venga, salte un poco que te dé el aire…" Y entonces te apoyabas en la barandilla metálica mirando el patio vacío, escuchando ese sonido tan especial de la voz de los profesores apagada porque las puertas estaban cerradas, o una risa general que no sabías a qué venía en una clase del otro extremo del patio, o una canción, o una repetición de palabras que no entendías… Y de repente, oías unos chasquidos de dedos…. ¡Era el Marino! ¡Glup!… _Eh, Vd. caballerete venga aquí… Con el brazo extendido, los dedos de la mano habían dejado de chasquear para que el índice y corazón extendidos hicieran un gesto solicitando que te acercaras. Cuando estabas en su presencia, se ponía en jarras: _¿Me puede decir Vd. por qué está aquí?…_Porque he hablado…_ ¿Sólo eso? Vamos a ver… Hola D. José Manuel (Barbié, por ejemplo) ¿Por qué está aquí este señor?…Ah, que ha hablado pero diciendo tal barbaridad, bien, pues si se divierte usted tanto en clase, va a venir usted dos sábados al estudio con el Hno. Inocencio, y así se divierte un poquito más...

    También era el recorrido inhóspito del que llegaba tarde, lo cual daba bastante corte porque llamabas a la puerta y todo el mundo te miraba, -ya desde antes de entrar- a través del cristal, y siempre había risas ante la excusa que dabas. Así mismo, era el camino medio triste medio alegre del que se encontraba mal y bajaba al hall para esperar a que lo recogieran sus padres o a irse por su pie a casa.

    Esos mismos pasillos mudaban completamente el ambiente en las salidas de clase, alborotadas para ir al recreo, tranquilas y contentas al volver a casa, y con un brillo especial en los ojos cuando era viernes (y no digamos cuando empezaban las vacaciones ¡QUÉ FELICIDAD! ¿No es verdad que pocas veces fuimos tan felices como al salir de clase el primer día de las vacaciones de Navidad o de Semana Santa? Y si nos referimos a las de verano… ¡Eso era el Cielo directamente! No recuerdo un día tan bonito como el primer día de todas las vacaciones de verano… Bueno, sí, miento: la mañana de Reyes.)

    También los pasillos eran escenario de las entradas, resignadas, comentando lo que se había visto por la tele (no había videojuegos entonces) o el partido, o hablando de temas académicos: _"¿Por dónde vas de la casa de Pretecnología?… hasta que venía el profesor y abría la puerta con su llave de etiquetita colgante con el nombre del curso en cuestión.

    Esos pasillos contemplaban también momentos especiales, muy especiales, como el ya comentado en otro lugar de dirigirse a la revisión médica, o el inquietante de trasladarse a la sala de conferencias a hacer un examen, o el glamuroso de bajar al salón de actos a ver una película o asistir a una representación teatral de los mayores de COU, o ir al laboratorio, lugar de maravillas y divertidísimo cuando estábamos en EGB (después ya fue algo rutinario).

  • #1

    Rasputin, Sat Sep 8, 3:41 pm: (viernes, 13 diciembre 2013 19:15)

    ¿no hay nadie más que pueda colaborar con imágenes de video de Mola 5 o estas son las únicas que existen?