FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): Aquella preciosa sala de la tercera planta (encima del salón de actos - creo recordar -), poseía unas sillas difíciles de ver. Unos asientos de madera y un pequeño pupitre (no abatible) eran su único mobiliario. Enfrente de éstas, teníamos una larga mesa de madera, idéntica a la que había en el escenario del salón de actos. Un techo bastante singular (escayola).

A esta sala la llamaban de las "CONFERENCIAS". Creo recordar haber entrado solo una vez.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): La verdad es que aquellas sillas de madera dura son dificiles de olvidar. Aquella dureza te impedia dormirte y te daba un extra de atención considerable.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): Y que decir de aquella larga mesa encima de esa tarima. Es un réplica exacta de la que había en el salón de actos encima del escenario. Lo recuerdo bastante bien ya que a comienzos de cada curso académico aquella mesa el lugar donde se sentaban los profesores de cada nivel y desde allí comenzaban a nombrar a los alumnos correspondientes a su clase.

Era un momento de tensión ya que el temor de que existiese un cambio y te enviaran a otra clase con otros alumnos desconocidos para ti era real. De ahí que tuviera fija a esa mesa en mi mente.

FOTO ABAJO (AMPLIABLE): Para que veais que no miento os dejo abajo de estas líneas una foto de la mesa del salón de actos.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): Otra foto inédita por su formato en color.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): De esta sala no puedo daros mucha información por no decir que ninguna. Ni se donde se ubicaba ni jamás la había visto. Se de su existencia porque su fuente es fiable (Maristaspedia). Se que es "la sala de los hermanos" (así la cataloga esta web) pero el porqué de ese nombre, lo desconozco.

FOTO ARRIBA (AMPLIABLE): Aquellas mesas con grandes cajoneras abiertas al exterior podríamos decir que eran unas mesas arcanas. Son una preciosidad. El ambientillo es delicioso y apetece, sobremanera, al estudio y el recogimiento.

Comentarios: 3
  • #3

    Laureano (viernes, 11 septiembre 2020 01:02)

    Esa es la biblioteca donde nos pasaban revista medica

  • #2

    J.C. (domingo, 05 abril 2015 15:38)

    La sala de conferencias ya la he recordado en otro comentario, y ésta de los hermanos, es la primera vez que la veo.

    Otra sala interesante, que no sea aula, puede ser por ejemplo la antesala del bar, relativamente amplia y con ventanales que daban al Patio Sur, con las típicas rejas protectoras de los cristales contra balonazos. Tenía colgada esa fotografía gigante con la vista de Alicante desde el castillo de Santa Bárbara -la que aparece en una de las fotos de la sección de este blog dedicada a los profesores-.

    Esta era una sala de paso hacia el bar: en un sentido la cruzabas con hambre, y en el otro venías dando los primeros bocados a tu almuerzo (bocadillos de chorizo, salchichón, atún, salchichas, tortilla o sencillamente pan y chocolate), preparados y vendidos por Pepe el cocinero y su señora, como ya hemos comentado en otro lugar.

    Ya rozando los años 80, se instaló en esa sala una novedad que nos sorprendió mucho: una máquina de cafe muy graciosa -por lo menos para los niños de la época-, en la que al echar la correspondiente moneda y pulsar el botón oportuno, caía un vasito blanco de plástico en una pequeña cabina y se llenaba con café, café con leche (se podía elegir entre largo o corto) y chocolate. Nos sentíamos un poquito adultos con esa máquina; además, el café con leche era algo para mayores -por el tema de la cafeína- y algunos lo probarían por esa razón de sentirse con unos años más. Pero yo y muchos otros nos tirábamos directamente al chocolate. Por cierto, en aquella época, esta era una máquina que sonaba un poco al "futuro", porque se veían muy pocas de esas características para bebidas calientes, sólo había expendedores de tabaco en los bares, o años antes, aquellos tocadiscos que funcionaban con monedas (ya tristemente desaparecidos y sin sustituto más avanzado tecnológicamente, porque en aquel tiempo podías tú decidir qué música escuchaba todo el local, echando un duro).

    Bueno, pues el chocolate lo recuerdo buenísmo, y me pregunto si realmente lo estaba o era el ambiente, el apetito ansioso de la hora del recreo o la ilusión de meter la moneda y que te saliera el desayuno calentito… Muchas veces el entorno enriquece las cosas y potencia o disminuye su calidad, porque la verdad, no era un gran chocolate en el sentido gastronómico, era como un Cola-Cao más espeso, pero qué bueno me parecía...

    Esa sala cobraba una vida especial en las fiestas del colegio, pues allí se montaba el famoso Scalextric, pero tamaño gigante, con el que se organizaban campeonatos. Los competidores traían sus coches de casa y se suponía que eran expertos en este juego. En una pizarra se iba anotando el progreso de las puntuaciones.

    En una ocasión, estando yo en 3º de BUP, la misma sala sirvió para hacer una fiesta, no sé si de fin de curso… probablemente. Pero era una fiesta muy curiosa, porque se ambientaba al estilo de un pub o discoteca, con música y se suponía que había que bailar o tomar un refresco, pero con la particularidad de que éramos todo tíos, porque en aquel tiempo el colegio no era mixto todavía. Al año siguiente, tendríamos ya chicas, en COU, pero entonces todavía éramos todos del mismo sexo. En un recinto acristalado más pequeño, anexo a la sala que comentamos -y en donde normalmente se acumulaban sillas y mesas- colocaron una mesa de mezclas para que los aficionados a la música pop y a las técnicas de sonido, disfrutaran poniendo sus discos o sus cassettes grabados con recopilaciones de canciones chulas (no había todavía CD's, ni lápices de memoria, ni ordenadores con archivos digitales, ni i-pods, ni nada. ¿Es posible que tuviéramos la suerte de vivir en un tiempo sin ordenadores? Es como si entonces hubiera un señor mayor que aseguraba haber convivido con los dinosaurios o haber navegado en la Santa María… ¡Qué privilegio!).

    Bueno, pues el caso es que allí, entre penumbras y luces parpadeantes, y bajo la música de Police o la de los primerísimos años de Mecano -como el "Hoy no me puedo levantar"-, formábamos corrillos con un vaso de tubo en la mano y bailábamos o hablábamos, y cómo no, muchos fumaban… Pero todo... ¡Sin tías! (empleo el término "tías" porque es como las llamábamos entonces). No éramos conscientes de la estampa que formábamos si alguien nos hubiera visto, aunque creo que no se hubiera extrañado muchos, si pertenecía a la época; sin embargo, hoy sí que nos tomarían perfectamente por clientes habituales de un local de esos donde las chicas no pueden ligar por muy monas que se pongan.

  • #1

    anonimo (sábado, 28 marzo 2015 17:32)

    Los alumnos de todo 3º de EGB, atravesaban su patio y se dirigían a esta sala (que estaba enfrente de sus clases) para ensayar las canciones de la Primera Comunión y recibir las últimas consignas de cómo comportarse en ese día.